Viaja preferiblemente entre octubre y noviembre o entre marzo y mayo para hacer senderismo, por ejemplo, entre Paro y Timbú. La marcha de Jhomolhari también es excepcional y ofrece paisajes impresionantes. Y aunque la marcha de Snowman sea (muy) cara, sigue siendo una ruta ineludible para los aficionados a los deportes de aventura.
Observa a las cabras montesas de Bután e incluso pandas rojos. Visita el Royal Manas National Park para ver las especies salvajes del país, aunque debes tener cuidado: el turismo no está muy desarrollado en esa zona. Podrás andar por un entorno repleto de rododendros y dejarte hipnotizar por la belleza del bosque de Dochula (realmente sublime). Viaja preferiblemente en primavera u otoño.
No puedes visitar Bután sin participar en un tsechu, un festival de danza tradicional. Te encantarán los bailes de máscaras y los magníficos trajes de estas celebraciones. Participa en los festivales de Ura Yakchoe o de Punakha Domchoe, en febrero o en marzo. Si viajas en junio (a pesar de ser época de monzones), podrás participar en el festival de Kurjey. Y si no te importa la muchedumbre, te recomiendo el tsechu de Paro, entre noviembre y diciembre.
¿Por qué no regalarte un viaje maravilloso en el que puedas cuidarte al mismo tiempo? Un viaje a Bután es una ocasión perfecta para ello. Podrás recibir masajes, clases de yoga, baños con piedras calientes... ¡Descubre los famosos tratamientos ayurvédicos! Viaja preferiblemente en primavera u otoño.
En Bután abundan los lugares de peregrinaje (¡fabulosos!). El más conocido es Taktshang Goemba, aunque también puedes visitar el emplazamiento de Gom Kora y sus numerosas reliquias. Viaja preferiblemente en primavera u otoño para descubrir estos lugares sagrados y fuera de lo común en las mejores condiciones climáticas; así evitarás la lluvia y el fango.