La tierra de Bel Ombre es un pequeño paraíso aislado de las carreteras principales, sin ser necesariamente inaccesible. Las empresas de transporte en bus ignoran este lugar, por lo que es preferible que contéis con vuestro propio vehículo, o bien que vayáis allí en taxi. Durante mi viaje por Isla Mauricio, me gustó la playa de Bel Ombre y sus paisajes como de postal, donde las aguas turquesas entran en perfecta simbiosis con la arena blanca. Tales atributos han llevado a la aglomeración de los centros turísticos cerca de la playa y los hoteles que van más allá de los cocoteros. El lugar se ha convertido en el lugar favorito para los golfistas.
Cerca del campo de golf, la arquitectura del castillo de Bel Ombre, un edificio de principios del siglo pasado, me impresionó con su elegante jardín salpicado de esculturas y bancos para disfrutar de la tranquilidad y de la vegetación controlada. El sitio alberga ahora un prestigioso restaurante, probablemente el mejor de la zona. Por último, con el suroeste, la playa de Bel Ombre es el lugar ideal para ver las puestas de sol.