Un viaje por el Danubio es una buena forma de descubrir capitales de Europa del este, como Viena, Budapest o incluso Belgrado, que son bastante desconocidas.
En Hungría, el Danubio separa Budapest en dos ciudades distintas, Buda y Pest, y un crucerto te permite tener unas vistas únicas de los grandes puntos de interés de la ciudad, como el Parlamento, el Bastión de los Pescadores, o el Palacio Real.
Yo hice un crucero nocturno, y la iluminación hace que el recorrido por la ciudad sea único y realmente mágico. Me parece el destino ideal para un viaje romántico, aunque también es un lugar indispensable para conocer Hungría y su capital a orillas del río, viajando de esa manera a través de la historia de este país.
Este río que parte el país en dos y marca la frontera norte con Eslovaquia y al sur con Croacia, forma parte de la identidad húngara. Es a la vez una ventaja económica y un gran recurso, en especial relacionado con la pesca.
Además, el Danubio atraviesa la capital Budapest y desde hace mucho tiempo la divide en dos entidades distintas, Buda en la ribera del este y donde se encuentra el castillo, y Pest al oeste, más popular y zona residencial. Ambas ciudades se han unificado para formar la capital de Hungría.
El Danubio no es tan azul como dice la canción popular, pero cuenta con una gran cantidad de actividades para cualquiera que se acerque a Hungría. Ofrece muchas excursiones en barco, tanto para probar la pesca como para observar la gran variedad de especies de pájaros que habitan su lecho. Tuve la oportunidad de descubrir el Danubio de esta forma y lo recomiendo.
Con origen en Alemania y después siguiendo su curso por Austria, el Danubio atraviesa siete países antes de desembocar en el mar Negro al norte de Rumanía, lo que lo convierte en el río más largo de Europa. Entrando en Austria por el noreste del país, después de Passau, el río atraviesa las dos ciudades más importantes del país, Linz y Viena, que le deben en gran parte su considerable desarrollo. Los paisajes del valle del Danubio en Austria son quizás menos impresionantes que al oeste del país, más montañoso, pero están llenos no obstante de hermosas sorpresas.
Especialmente me gustó en particular la región denominada Wachau, situada entre las dos ciudades de Melk y Krems, un parque nacional inscrito en la lista del patrimonio mundial de la UNESCO, que revela un magnífico panorama de laderas plantadas de viñas cayendo hacia el majestuoso río que enmarcan. Un hermoso destino fuera de los senderos trillados y uno de los símbolos del país.
Es interesante acercarse al Danubio por la parte austriaca, ya que es el país que tiene los vínculos más fuertes con el río. Pude contemplar el Danubio en varios lugares del país, y cada vez me quedé más impresionado por su tamaño, pero también por su importancia en la vida de los austriacos. Aparte de su belleza señorial siempre presente, es un monumento cultural así como natural que se puede descubrir recorriendo sus orillas.
El lugar que escogí para explorar el río es el valle de Wachau (Patrimonio de la Humanidad por la Unesco), y que cuenta con unos de los más pintorescos paisajes fluviales del país. Pero también es un miembro de pleno derecho de los monumentos de Viena, capital ligada estrechamente al río.