Frente al mar del Caribe, Ciudad de Belice es la encantadora capital de Belice, un pequeño país encajado entre México y Guatemala.
Un viaje a Belice tras venir desde México es un gran cambio de aires. Después de pasar la frontera, los visitantes se imbullen de un ambiente más fresco y dulce. Da la sensación de pasar de América Central a África en un pequeño salto. Esta atmósfera dulce también se respira en las calles de Ciudad de Belice. Las casas con paredes coloreadas están construidas sobre pilotes, la población es en su mayoría de raza negra, sin duda, el Caribe el lugar más típico.
En definitiva, te aconsejo venir a Ciudad de Belice más por su ambiente y su atmósfera que por su interés cultural.
Seamos realistas, Ciudad de Belice no me dejará un recuerdo imborrable. Pude pasear por sus calles, perderme un poco deambulando por las avenidas principales, pero honestamente, no me siento particularmente atraído por la ciudad.
Algunos edificios tienen cierto interés, ya que recuerdan a la época colonial. También hay algunas tiendas, puestos callejeros y tenderetes donde comer por el camino.
Al final me vi haciendo como el resto de los turistas que se acercan a Belice para recorrer el país y sus islas, es decir, pasé por Ciudad de Belice para hacer una parada rápida. Ni siquiera pasé una noche allí, y no dudé en embarcarme rápidamente en un barco para disfrutar de la isla de Caye Caulker, que vale mucho más la pena.
Ciudad de Belice no gustará a todos los viajeros que realicen una ruta por Belice ya que en la noche no se siente mucha seguridad. Dudo que atraiga a los turistas que busquen entornos naturales, descanso o sol, por ello recomiendo tomar Ciudad de Belice como una ciudad de paso.
Si bien no es la capital próspera de antaño, Ciudad de Belice sigue siendo el principal puerto del país, en la desembocadura del río Belice. Utilizado en la época de Honduras británica como base comercial para la exportación de maderas exóticas, la ciudad conserva muchos vestigios de su pasado colonial. Disfruté mucho del diseño de sus edificios sobre pilotes, sus fachadas de colores en ruinas, su puerto desmontable, su faro o incluso su catedral anglicana.
La ciudad no guarda mayor interés, así que lo mejor suele ser pasar poco tiempo en ella, de todas formas, en esta ocasión escogí un bonito alojamiento en las afueras en vez de quedarme en los impersonales hoteles del puerto. Me gusta mucho pasear por la orilla del mar en el barrio de Fort George, escuchar los gritos de los monos aulladores de Howler Monkey Sanctuary o deambular por la biblioteca de Bliss Institute.
Sin embargo, creo que la principal razón por la que está bien quedarse en Ciudad de Belice durante un recorrido por Belice es la de tener la oportunidad de descubrir su aspecto multicultural. Poblado sucesivamente por indígenas mayas, filibusteros británicos, negros africanos y pobladores criollos del Caribe, Ciudad de Belice es una fascinante combinación de idiomas y tradiciones. Por último, el muelle de la ciudad es un punto de partida ideal para explorar las innumerables islas de las cercanias y las que se encuentran por la costa sur del país.