Cuenca es sin lugar a dudas mi ciudad preferida de España. Me quedé impresionado al descubrir que, llegando a la ciudad, su centro histórico está instalado en una colina con vistas a la confluencia de los ríos Júcar y Huécar. Pero es contemplando las Casas Colgatas, casas del siglo XIV literalmente suspendidas sobre el abismo, cuando nos podemos hacer una idea de lo audaces que fueron sus propietarios. Particularmente me gustó mucho la vista que uno tiene de estos edificios desde el puente de San Pablo, que de noche aparece mágico con su bonita iluminación.
Todo el casco antiguo merece atención. Caminé durante horas a través de sus calles, visité sus iglesias (la Catedral, la Iglesia de San Miguel...), descubrí sus numerosos museos (Museo de Cuenca, Museo de las Ciencias, y mi favorito, el Museo de Arte Abstracto...) y finalmente, descubrí grandes lugares para tomar una copa o comer.
Como me quedé varios días en Úbeda, también visité los alrededores y sus hermosos paisajes, incluyendo la Serranía de Cuenca y la Ciudad Encantada, ambas merecedoras de una visita.