Trou aux Cerfs, en las afueras de Curepipe, es un espectáculo de lo más insólito al cual se puede asistir durante un viaje por Isla Mauricio. Este pequeno cráter se afirma como una anómala perla de belleza que destaca entre la vegetación que le rodea. Con tanta belleza, esta formación basáltica que no es sino la huella de este volcán dormido, una particularidad que me impresionó tanto o más que las montañas de los siete colores de Chamarel, y donde la vista hacia el sur de Port Louis es realmente excepcional.
La villa de Curepipe se está desarrollando hasta llegar muy cerca del cráter, y aunque no haya habido actividad sísmica alguna significativa durante siglos, se puede esperar que una erupción del Trou aux Cerfs asole todo en poco tiempo. Dicho esto, y conociendo los recursos con los que cuentan los mauricianos, sin duda alguna sabrán aprovechar esta potencial y nueva configuración para tener "su particular Pompeya".
El volcán Trou aux Cerfs es un volcán inactivo desde hace almenos 70 años, y es uno de los rincones más conocidos de Curepipe. Es un lugar privilegiado para los deportistas, de día y temprano en la noche, pues el terreno es bueno para hacer footing.
Personalmente, Trou aux Cerfs me encantó por la tranquilidad y frescura que allí se respiraba. Ofrece una vista espléndida de Curepipe y de una gran parte de Mauricio. A pesar de la oscuridad, tomar una bocanada de aire fresco en Trou aux Cerfs es más que agradable.
También es un lugar muy familiar y acogedor. Durante mi viaje, conocí a varios padres y sus hijos llegados hasta allí para recargar pilas dando algunas vueltas alrededor del cráter; esta es la prueba de que Trou aux Cerfs no es peligroso para nada. Durante vuestro viaje por Isla Mauricio, aprovechad vuestra visita a Curepipe para visitar Trou aux Cerfs, y recargad al máximo vuestras energías en plena simbiosis con la naturaleza.