Durante mi estancia en Nueva Caledonia, primero me quedé en un camping frente al islote Tibarama. Situado al sur de Poindimié, el lugar es magnífico e invita al descanso. Después, tuve la suerte de ser invitada a una de las tribus de Poindimié. Pude conocer al famoso cantante Edou y pude probar la famosa "roussette" (murciélago). Su sabor es muy fuerte.
Un poco al norte de Poindimié, hay una salida de etapa de la Gran Ruta de Senderismo (GR) del norte. Sólo hice dos etapas de GR pues los tiempos indicados en los carteles, en la guía que tenía y en la realidad no eran idénticos (6 horas y tres cuartos de camino en los paneles, 8 horas en la realidad). Sin embargo, los paisajes son magníficos. A lo largo de la ruta de senderismo, hay vistas de las montañas pero también del mar pasando por bellos brazos de ríos. Además, puede atravesar varios pueblos donde la gente te invita a beber un café y a tomar fruta en su jardín como enormes pomelos (entre un balón de balonmano o de fútbol). Además, esos pomelo son realmente diferentes de los que se encuentran en España. Son jugosos, muy dulces y nada ácidos. ¡Te los recomiendo!
Aunque no te hospedes en el hotel de Poindimié, te recomiendo que pases por allí, ya que se trata de un lugar bonito y relajante. Llegarás a la playa de Tieti, una de las más bonitas de la costa, idónea para pasar unas vacaciones en familia.
Ya en Poindimié te recomiendo que disfrutes de los paisajes, de la frondosa vegetación, de las cascadas y de la ruta al borde del mar, pero también de la gente: ¡es muy acogedora! La iglesia de Tyé destaca por su belleza: está pintada de rojo y de blanco, y se encuentra al final de un camino bordeado por pinos endémicos y palmeras.
Si te diriges hacia el sur, no puedes perderte pasar una noche en el camping de Tiakan, en Ponerihouen. Lo cierto es que me encantó este lugar exótico y apacible. Cuando llegué tenía a mi disposición las cabañas, los cocoteros, la playa y la puesta de sol... ¡todo para mí sola!