El canal de Panamá conecta el océano Atlántico y el océano Pacífico atravesando el itsmo de Panamá. Permite a los navíos que quieran ir a San Francisco desde Nueva York atravesar el continente en sólo 9.500 km en lugar de los 22.500 km (pasando el Cabo de Hornos como antiguamente). Hoy en día disfruta de mucho éxito y es frecuentemente utilizado por los buques. Sin embargo consituye una enorme barrera para la biodiversidad entre América Central y la del Sur.
El canal de Panamá es impresionante ya que cuenta con tres lagos artificiales, numerosos canales y esclusas sorprendentes. Puedes cruzar el canal por el imponente e histórico puente de las Américas. Creo que en tu recorrido por Panamá es imprescindible verlo y comprender la evolución del canal a nivel nacional.
Este es un entorno totalmente improbable, de otro planeta y otro tiempo. El canal de Panamá es un lugar absolutamente asombroso, un enorme corredor entre dos océanos, por el que transitan cada día miles de navíos: buques de carga, ferrys, veleros, pesqueros...
Yo mismo atravesé el canal en un velero, fue algo inolvidable. Recuerdo el paso entre los gigantescos buques cargueros, abriendo la legendaria puerta del Canal que lleva al Pacífico, e incluso las pequeñas barquitas de pescadores locales que vendían sus peces a los navegantes.
La mayoría de los barcos, en especial los pequeños veleros, necesitan tener a bordo un mínimo de cuatro tripulantes para poder pasar por el canal de Panamá. Así que a menudo buscan pasajeros para ayudarles en el día. Una experiencia fantástica que debes vivir en un viaje por Panamá.
Intrigados por la popularidad del famoso Canal de Panamá, con una historia llena de giros y vueltas, no perdimos la ocasión de visitarlo.
Las esclusas de Miraflores son fácilmente accesibles en transporte público. El sitio comprende un museo de la historia del canal muy bien realizado. Apreciamos la calidad de los objetos y las informaciones expuestas. Te recomendamos que no te lo saltes.
Enseguida, dos terrazas ofrecen una vista desde lo alto sobre las esclusas y es ahí a donde nos apresuramos para ver los barcos. El único inconveniente es que puede haber mucha gente y que hace falta, a veces, utilizar un poco los codos para colocarse bien y hacer algunas fotos. Sentimos ahí el enorme tamaño de estos barcos, verdaderas ciudades en miniatura sobre el agua.
Pequeña anécdota sorprendente, los cocodrilos pueblan las orillas del canal, quizás no los veas, pero hay carteles que recuerdan su presencia.