Adoro la tranquilidad que reina en Ua Huka: tenía la impresión de tener la isla para mi sola; especie de Robinson Crusoe en medio de las vastas extensiones casi desérticas al sur y de imponentes paisajes costeros entre los tres pueblos de la isla: Vaipaee, Hane y Hokatu.
En Vaipaee, la capital de Ua Huka, me gustó visitar el museo comunal, testimonio de la vida cotidiana de antaño, con sus fotografías y diversos objetos que van de la pagaya a las prendas. En Hane me sedujo la playa de piedras negras, por su espléndida bahía y la vista del Motu Hane: un majestuoso islote coralino, con forma de pan de azúcar. En Hokatu, reina la sensación de estar lejos de todo: una impresión de estar en la otra punta del mundo, con algunas casas llenas de flores y una adorable playa de guijarros.
Si te gustan los sitios arqueológicos, te aconsejo el de Meiaute, a menos de una hora de marcha de la aldea de Hane. También podrás admirar tres Tikis, representaciones antropomorfas de más de un metro de alto esculpidas e incluso la roca, pae pae (plataformas sobre las que se construían las casas) y meae, edificios religiosos tradicionales.