Adoré el archipiélago de Songo Songo simplemente porque es la imagen que tenemos del paraíso terrestre: un archipiélago de islas vírgenes intactas, con sus playas de arena blanca, agua cristalina turquesa hasta la barrera de coral, después azul marino, con sus bosques de cocoteros que las rodean.
Allí me quedé en una cabaña en Fanjove, pues es la única manera de visitar estar islas, y hice inolvidables salidas en barco: en dhow tradicional (barco) al atardecer o en barco a motor par ir a practicar esnórquel en los arrecifes coralinos, entre los más bellos del mundo, y para visitar las otras islas del archipiélago.
¡En Songo Songo te sientes muy privilegiado! Sólo lamento no haber ido durante la época de puesta de las tortugas que emigran a estas playas cada año.
Sin embargo, la explotación de gas natural en la isla me gustó menos, que desperdicio ecológico...