Ponta do Sol es un puerto de pescadores orientado hacia el océano Atlántico, más bonito que Ribeira Grande. Esta pequeña ciudad se encuentra en plena expansión; su puerto ofrece una actividad cotidiana, increíble y pintoresca, con los continuos regresos de los pescadores. Los barcos de colores se enfrentan a un océano a menudo agitado y regresan trayendo pescados impresionantes: morenas, langostas, meros, barracudas, doradas, etc. Las mujeres esperan a los pescadores con el fin de comprarles pescado, mientras que los ancianos juegan a las damas.
La escultura de un buceador domina el acantilado; la vista del aeródromo abandonado puede darte la impresión de encontrarte en un extremo perdido del mundo. Las casas que se alzan sobre las calles pavimentadas están pintadas con diversos colores y se encuentran bien mantenidas. Aquí podremos encontrar varias tiendas con productos locales y restaurantes de pescado (y Grog, el ron local). En la plaza central se encuentra la catedral y una zona de wifi gratis.
Sin embargo, la noche es el momento en que Ponta Do Sol se transforma, dejando que sus calles se impregnen de la música típica de Cabo Verde. Déjate guiar por las notas de música que rebosan dulzura y alegría. Los caboverdianos que conocimos en Ponta Do Sol nos ofrecieron un viaje maravilloso.
Tras hacer una marcha de más de 4 horas, llegamos hasta Ribeira Grande, donde pudimos almorzar, y luego seguimos hasta Ponta do Sol.
Me sorprendió mucho la visita a este pequeño pueblo de pescadores dotado de un particular encanto. Aprovechamos para comer un plato de pescado en uno de los restaurantes situados al borde del mar; desde allí observamos a los pescadores. Después de esta larga y cansada excursión, decidimos relajarnos con un masaje. En la entrada de la ciudad habíamos visto un centro de masajes: fue una hora de descanso bien merecida. Nuestra encantadora casa de huéspedes se hallaba situada al borde de la costa, permitiéndonos disfrutar de bonitos paisajes así como del ambiente de Ponta de Sol, una pequeña ciudad que vale la pena.