Sao Felipe es un pueblecito agradable y tranquilo. Tendrás que pasar por él obligatoriamente si vas hasta Fogo para ascender el volcán.
En Sao Felipe te encontrarás una playa de arena negra, muy popular entre los locales, en especial al atardecer. En la playa se improvisan baños y partidos de fúbol, un ambiente muy agradable. Disfruté mucho de él organizando un picnic en la playa. En el menú: degustación de Manecom, el famoso vino de Fogo, acompañado de un tipo de queso de cabra, también producido en la isla. Nos dimos un homenaje y pasamos un buen momento en esta playa de arena negra.
Temprano el día siguiente tomamos un aluguer en dirección aChã das Caldeiras y su volcán, el trayecto dura un par de horas.
São Filipe se encuentra en la parte seca de la isla de Fogo. Esta isla "es un gran guijarro en medio del océano". Su forma es redonda; tiene un volcán con una altura de casi 2800 m. La isla cuenta con dos partes diferenciadas desde el punto de vista climático y paisajístico : uno de sus lados es árido y seco, y el otro húmedo. La parte seca queda protegida del volcán por la Caldeira. La parte húmeda se encuentra menos protegida, ya que la Caldeira está abierta por ese punto.
Llegamos a São Filipe al comenzar nuestro viaje por Fogo, pero enseguida dejamos la ciudad para ir de visita por el volcán. Fue a la vuelta, dos días más tarde, durante nuestro descenso por Chã de Caldeiras, cuando pudimos pasar unas horas en São Filipe. DesdeMosteiros tomamos un aluguer para dirigirnos hasta São Filipe, donde debíamos coger un avión en dirección de la capital, Praia. Pero como suele suceder a veces en Cabo Verde, el avión no vino aquella tarde. La compañía nos encontró alojamiento para pasar la noche. Era el momento adecuado para vivir una velada en la principal localidad de Fogo.
La ciudad es espléndida y cuenta con edificios coloniales un tanto deslucidos. También podrás ver los Sobrados, bonitas casas con fachadas de colores, propias de la época portuguesa, aún bien mantenidas y cubiertas de flores. La ciudad es tranquila y relajante, algo nostálgica por momentos. Aprovechamos la ocasión para visitar la playa de arena oscura frente a Brava y luego degustamos un buen plato de pescado. Una apacible noche de sueño y de vuelta al aeródromo. El avión nos estaba esperando para llevarnos a Praia. Pasamos algunas horas más admirando el volcán de Fogo; fue un momento muy agradable.