Entre los bancos de arena blanca que surgen del río Congo durante la estación seca, algunos permanecen descubiertos durante todo el año. Ese es el caso de la isla Faignond, que lleva el nombre del franco-congolés que decidió instalarse en el lugar en los años 1990 y abrir un bar-restaurante. Un poco de hierba cubre la mayor parte de la superficie. A un lado y otro del establecimiento se han plantado varios árboles para dar una sombra muy agradable. Por último, una playa de arena dorada permite disfrutar del frescor del agua del río.
Para llegar al lugar, basta con tomar una canoa y cruzar el brazo del Congo que separa la isla Faignond de la costa, al norte de Brazzaville. Tengo que decir que pasé por allí unas horas muy agradables, comiendo pescado a la brasa, tomando una cerveza bajo una choza, y haciendo una siesta en la playa. Muy recomendable para aquellos que busquen un poco de tranquilidad durante un recorrido por el Congo.
Me encanta ir a relajarme en la isla de Faignond cuando estoy en Brazzaville. Es más pequeña que la isla de Mbamou, y más lejana también de la capital, sin embargo es más tranquila. Su playa es bonita, relajante y no ofrece ningún peligro.
Se puede contemplar la agitación del río Congo, cuando vengas por aquí podrás pasear a lo largo del río. No vale la pena llevarse la merienda, ya que las cabañas de paja sirven excelentes pescados a la parrilla capturados en el río, así como los libokés que no te puedes perder, esos envoltorios de hojas de bananero cocinados a fuego lento sobre un fuego de leña con pescado, cebollas y tomates, es delicioso.
El único inconveniente es que el tamaño de la playa varía según la estación y las corrientes, que en algunas ocasiones la dejan un poco estrecha.