Nunca he hecho el Camino de Santiago hasta el final. Sin embargo, he caminado por sus rutas en alguna que otra ocasión y he hecho paradas en algunos de sus pueblos y aldeas, como en Carrión de los Condes. Cada vez que lo he hecho, he tenido la sensación de que este tipo de viajes tienen una dimensión espiritual que invita a la calma y que se puede percibir en cada etapa del camino. Por tanto, a Carrión de los Condes fui en calidad de peregrino y no de turista, y te recomiendo que hagas lo mismo si tienes la ocasión de visitarlo durante tu estancia en España.
En Carrión de los Condes, entré en la iglesia de Santiago, no tanto por visitarla sino por disfrutar de su ambiente, propicio para la meditación. Sin embargo, es inevitable admirar todos sus tesoros: tuve la oportunidad de contemplar la belleza de sus esculturas del siglo XII y sus numerosos relieves, más tardíos. Luego fui al monasterio de San Zoilo, que data del Renacimiento. Esconde un bonito claustro impresionantemente esculpido.