Oviedo es una ciudad que, en mi opinión, merece una pequeña visita para impregnarse así de la cultura de Asturias.
La plaza principal es muy agradable y ofrece unas impresionantes vistas de su gran catedral. Los callejones peatonales rebosan de bares y pequeñas tiendas que dotan de una escala humana a la ciudad.
En cuanto a la gastronomía, está prohibido marcharse de Oviedo sin haber degustado antes unos carbayones, un dulce típico de la ciudad que recibe su nombre de un roble (carbayu en bable) sagrado que tuvo que ser talado para poder ampliar una de la calles principales de la ciudad.
Además, probé otros platos típicos de Asturias, como el Pote y la Fabada, en un restaurante tradicional en el que se puede comer sobre barriles de sidra. Los camareros sirven esta bebida en el modo tradicional, esto sorprenderá a más de uno.
Una etapa fundamental durante un viaje por España.