Aunque no me lo esperaba, la visita a Soria me encantó.Su calma, su frescura a 1.000 m sobre el nivel del mar y en las orillas a la sombra del Duero, su riqueza arquitectónica... todo fue un maravilloso descubrimiento tras el agotador recorrido por Madrid en verano.
El casco viejo (centro histórico) de la ciudad es especialmente agradable, y disfrutamos dando vueltas sin destino fijo. La Plaza Mayor, en particular, no carece de encanto, con su Ayutamiento, el Palacio de los condes de Gomora (edificio renacentista en gres) y la Iglesia de Santa María la Mayor, de fachada románica.
Pero sobre todo admiré la fachada románica de la Iglesia de Santo Domingo, a pocas cuadras de la Plaza Mayor: una columnata doble ciego, un delicado rosetón y un portal bellamente tallado, en el que pude distinguir una representación particular del Apocalipsis y de la Pasión de Cristo. Es gracias a este magnífico portal que la ciudad de Soria debe su inscripción en 2010 a la lista del patrimonio mundial de la Unesco. No dudes en pasar por ahí durante tu visita a España.