Tartu y Tallinn, las dos principales ciudades del país, se baten en una famosa batalla. Si bien Tartu no atrae tantos visitantes como la capital del país, se jacta de su espíritu singular, su atmósfera más distendida, acogedora y agradable que la de Tallinn, considerada como demasiado sofisticada y superficial. Por otra parte es verdad que, pese a su tamaño, relativamente pequeño (alrededor de 100.000 habitantes), Tartu ofrece una bonita vida nocturna, debido especialmente al gran número de estudiantes que se concentran en el lugar.
Personalmente pasé allí dos días estupendos paseándome por las calles del centro, bordeadas de hermosas casas tradicionales. La ciudad ofrece también hermosos parques así como ejemplos de arquitectura tradicional estoniana en madera. Todas estas cosas la convierten en una bella etapa para descubrir el sur de Estonia.