Al oeste de Mallorca, entre Valdemossa y Sóller, Deyá es un adorable pueblo, con calles estrechas y sinuosas. Encaramado sobre una roca, rodeado de montañas y bosque, este municipio de sólo 800 almas, ofrece una vista espectacular del mar.
Aconsejo:
Ve (en junio o septiembre) a las playa de piedras de Cala Deià. En el bello cementerio, lleno de flores, descubrirás una gran vista panorámica al mar. Deambula por las calles de la ciudad. Da un paseo por las montañas alrededor de Deyá.
Mi opinión
Este tranquilo y magnífico pueblo está hecho para los románticos. Lo descubrirás al girar una curva y todavía recuerdo mi reacción cuando lo vi: ¡guau! Tanta belleza me maravilló. En las terrazas de los alrededores se cultivan olivos y limoneros desde hace muchos años, casas de piedra se suceden hasta la cima del promontorio rocoso y encajan perfectamente en el paisaje. No es raro que Deyá haya sido tan codiciada por artistas (Picaso, el poeta Robert Graves) y actores (Michael Douglas), que se han establecido allí. Hoy en día, Deyá se han convertido en un pequeño pueblo cotizado y chic, donde se habla más inglés que mallorquín.
En Deyá, en junio, no hay algo de gente pero no es la locura del verano, y la ciudad es menos apreciada que Valdemossa. Por lo que te aconsejo el entretiempo (junio o septiembre); el tiempo todavía es clemente y la playa no está llena a rebosar.
Las actividades alrededor de Deyá riman con cultura, historia y naturaleza. La gente va allí para relajarse y descansar lejos de la multitudes y las discotecas de Palma, para admirar la vista, ir a la playa, pero también para impregnarse de la historia de la isla. Realmente Deyá merece una parada e algo menos algunas horas durante tu viaje a las islas Canaria.
