Capital tunecina donde se mezclan las culturas tradicionales, el pasado colonial y la modernidad.
Aconsejo:
Recomiendo venir a hora temprana por la mañana en caso de fuerte calor, ¡lo que además te permitirá descubrir el verdadero ambiente de los zocos tunecinos!
Mi opinión
La ciudad histórica de Túnez ha pasado época tras época marcada por la influencia de los distintos pueblos árabes, el colonialismo francés, las cruzadas y la primera guerra mundial.
Etapa ideal para una estancia cultural, merece la pena pasar un día entero allí con el fin de poder descubrir a pie esta ciudad, al mismo tiempo conservadora y progresista. Primero comenzamos por sus estrechas callejuelas, atravesando la imponente medina inscrita por la UNESCO, seguidamente los numerosos zocos y calles de vendedores, repletas de colores y de aromas, dejando descubrir un patrimonio arquitectónico diverso creado por mezquitas, palacios e incluso estéticas casas burguesas.
Más tarde, dejamos el centro histórico saliendo por la Puerta de Francia (antigua fortificación que recuerda el pasado militar), la cual da sobre la avenida Bourguiba. Atmósfera contrastada y marcada por el pasado colonial, al cual se debe la construcción de iglesias como la gran Catedral de San Pablo, así como la simetría y la línea de árboles. Por último, puedes continuar internándote por el barrio Lafayette, penetrando en el seno de la religión judía, haciendo escala en el célebre museo Bardo o simplemente haciendo una pausa y observando las distintas interacciones locales en el centro de esta ciudad cultural.
