Hermosa ciudad histórica construida de casas tradicionales que han sido levantadas en escalera sobre los contrafuertes de piedra caliza en el sudoeste de Bulgaria, Melnik es realmente bella. Con a penas 4.000 habitantes, en la ciudad se respira la sensación de un cierto poder, sin duda debido a la importancia histórica del lugar. No es casualidad que Melnik sea la población más pequeña del país que se beneficia de la condición de ciudad.
Me quedé allí unos cuantos días, y disfruté mucho la estancia. No muy lejos de la frontera con Grecia, Macedonia y Serbia, la ciudad se encuentra en el umbral de las culturas. Y esa pluralidad cultural se percibe en todas partes. El ritmo de vida es muy apacible, la cocina es deliciosa, en especial gracias a la gran variedad de verduras que se producen en la zona, estupendos vinos locales, y oportunidades para realizar innumerables paseos por la montaña de Pirin en las cercanías. Un destino muy hermoso.