Banska Stiavnica, tercera ciudad en tamaño del reino de Hungría, ha ido sufriendo un progresivo declive con el agotamiento de las reservas minerales bajo su subsuelo. Hoy día, la ciudad conserva las huellas de este pasado glorioso, a pesar de que Banska Stiavnica tiene el aspecto de una pequeña urbe dormida. Es una ventaja, ya que así pude visitar las maravillas medievales de esta ciudad que se encuentra incrustada en lo más hondo de un valle, con varias joyas de arquitectura.
Recomiendo en especial una visita al museo de la mina, que te llevará bajo tierra, al lugar de donde viene toda la riqueza y renombre de este lugar. Esta magnífica región reserva además otras bonitas posibilidades para ir de excursión. Una etapa que me parece indispensable si viajas por Eslovaquia.