La plaza principal de Spišská Nová Ves no se parece a ninguna otra plaza importante del país. Es larga y oblonga, con más de 500 metros de extensión, bordeada por magníficas casas barrocas, la mayoría de ellas perfectamente restauradas. En el centro se encuentran la catedral y el ayuntamiento, que ayudan a reforzar la impresión de grandeza. La falta casi total de turistas hace que la experiencia sea aún más única, por lo que se tiene la impresión de caminar a solas por esta ciudad histórica.
Otro reclamo de una estancia en Spišská Nová Ves es su inmediata cercanía al parque nacional del Paraíso Eslovaco, que recomiendo a todo recién llegado al país. El paraíso no se encuentra nada lejos, por cierto, con paisajes que combinan bosque, montaña, formaciones rocosas y alturas vertiginosas. Una etapa excelente, apartada de rutas señalizadas en medio de un viaje por Eslovaquia.