Pasé por Brezova pod Bradlom, ciudad situada al oeste de Eslovaquia, y debo admitir que no encontré nada de excepcional a esta ciudad. Su centro es idéntico al de otras pequeñas ciudades de la región, con una pequeña plaza barroca bordeada por casas de colores que han sido restauradas recientemente. Una vez que pasas su minúsculo centro, te encuentras rápidamente inmerso en mitad de un paisaje residencial y rural, que no aporta nada en particular al viajero.
Lo único interesante es la tumba de Stekanik, ilustre político eslovaco, que se encuentra en lo más alto de una colina a pocos kilómetros de la ciudad: un lugar de peregrinaje para los amantes de la historia. No recomiendo Brezova pod Bradlom a todo aquel que quiera pasar por Eslovaquia.