Las islas de Salut están ubicadas frente a la ciudad de Kourou, en la costa atlántica de la Guayana, a casi una hora en barco del puerto de Kourou. Lo mejor es ir a la islas en un velero o un catamarán de pasajeros. No te olvidarás del trayecto en vela de vuelta al continente durante la puesta de sol mientras disfrutas poco a poco de un ti-punch. Un recuerdo único en mi viaje por la Guayana.
La isla Royale es la más popular de las tres islas de Salut. Pude recorrerla durante una hora tomando el sendero de la costa, además de varios otros caminitos que cruzan el interior de la isla. En el lugar encontrarás una encantadora iglesia, un museo pequeño y un bonito albergue donde es agradable pasar unas cuantas noches.
Es especialmente en la isla Royale donde pude aprovecharme de un agua relativamente azul para darme un baño. Las aguas de la costa estaban más bien marrones que turquesa, debido a la tierra que transportan los ríos y la selva.
Antigua prisión, la isla Royale albergaba la administración penitenciaria cuyas viviendas de los agentes se han transformado hoy en día en un curioso albergue. Me gustó mucho la calma de la isla, y me sentí conmovido por la atmósfera especial debido en parte a la historia del lugar. El fantástico camino de la costa que hace el recorrido de la isla Royale ofrece unas vistas impresionantes del océano. En la costa norte, los presos cruzaban una "piscina" que en la actualidad hace las delicias de pequeños y grandes en la Guayana. El agua es relativamente azulada debido a la distancia de la costa.
Al este se puede ver la isla de Saint Joseph, llamada la silenciosa, y en donde estaba instalada la reclusión de la penitenciaría. Al norte, se encuentra la isla del Diablo, donde el capitán Dreyfus enfermó. El cementerio, reservado a la administración de la penitenciaría (los convictos eran arrojados al agua), presenta una curiosidad en su centro, en donde está el cuadrado de los niños, testigo emotivo de las difíciles condiciones de vida en este islote.
Para cerrar el día, la vuelta en catamarán al ponerse el sol con un ti-punch (cóctel) en la mano es realmente maravillosa. El ambiente es festivo y contrasta con la dolorosa historia de esta isla que hoy día está dedicada al turismo.