No era mi primer sitio maya en la zona, y tenía miedo de quedar un poco decepcionada por las ruinas de Copán. Al final fue todo lo contrario, y me llevo un recuerdo estupendo de este conjunto arquitectónico. Después de haber ido a pie hasta la entrada del sitio desde el pueblo de Copán, empecé la marcha, con la naturaleza y los animales salvajes todavía durmiendo. Más allá de los bonitos restos de estelas y palacios, pude disfrutar de bonitos momentos viendo el baile de las guacamayas rojas, que volaban sobre la vegetación.
Copán es a Honduras lo que Tikal a Guatemala, una obra maestra de la cultura maya muy bien conservada y ubicada enmedio de un entorno salvaje con una rica fauna. La tranquilidad y la atmósfera mística de este sitio, inscrito en el patrimonio de la humanidad, me fascinaron tanto que fui allí en dos ocasiones durante una estancia en Honduras, antes de pasar a Guatemala.