A primera vista Herceg Novi no parece especialmente interesante. Una linea costera llena de hormigón, vencida por la lacra de los inversionistas inmobiliarios sin escrúpulos que edifican a diestro y siniestro espantosos hoteles para turistas, y que dan más ganas de seguir por el camino que de pararse.
Sin embargo, después de que se me pasase mi primera impresión, en Herceg Novi descubrí un pequeño centro muy agradable con algunos edificios antiguos, como una torre del siglo XV que ofrece unas bonitas vistas de la ciudad. Las calles del centro están animadas con muchas terrazas que se llenan durante el día.
En conclusión, Herceg Novi no es una ciudad imprescindible de Montenegro pero puede resultar ser una parada interesate en el camino.
Herceg Novi es nuestra primera etapa montenegrina, llegamos al final de la mañana desde Dubrovnik en Croacia. Hace muy buen tiempo, estamos en pleno verano por lo que la estación está bastante animada. Primero vamos al monasterio de Savina para apreciar desde sus jardines la vista de las bocas de kotor que nos esperan justo después. No perdemos la oportunidad de coger algunos higos de las higueras a la entrada del monasterio.
Seguimos tranquilamente nuestro descenso hasta la playa y el puerto, tomando pequeñas calles al azar, es muy agradable. De plaza en plaza, de iglesia en iglesia, al final llegamos al puerto. Justamente nos entra hambre, ¡llega el momento de sentarnos en una terraza para comer al sol antes de seguir nuestro camino!
A pesar del encanto de Herceg Novi, el pueblo es relativamente pequeño y se integra bien en una ruta más grande de la región (Dubrovnik, Kotor, Budva...). Es suficiente con un día o media jornada paseando un poco por el pueblo y así disfrutar de las playas si hace buen tiempo.
Hay un monasterio ortodoxo muy bonito en Heceg Novi que vale la pena ver, sobre todo para disfrutar del bonito jardín de los alrededores.
Restos otomanos y venecianos dan testimonio de la rica historia de los Balcanes, muy desconocida por público en general.
También te aconsejaría que alquilases un coche para explorar mejor los alrededores, de hecho, tengo un mal recuerdo de mi experiencia con los transportes públicos de Montenegro.