Guía gourmet: 7 delicias para descubrir la cocina griega
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Si viajas a Grecia por supuesto que disfrutarás del sol (casi) todo el año, de los templos, los tonos blancos y azules de las Cícladas y los monasterios de los Meteoros. Pero si viajas a Grecia, también vas a disfrutar del simple placer diario de sentarte en el patio de una "taberna" y degustar lo mejor que la Madre Naturaleza tiene para ofrecer... a tu paladar. Una idea compartida por la UNESCO, que en 2013 declaró la dieta mediterránea Patrimonio cultural intangible, y de la que la cocina griega es la perfecta ilustración.
En este país donde todo parece crecer mejor que en otras partes, cinco milenios de historia y culturas mezcladas han permitido la fusión de sabores, creando una gastronomía tan equilibrada y variada como ejemplo de convivencia de culturas.
En el "menú" de este artículo encontrarás tan solo 7 platos imprescindibles de la cocina griega, pero todos merecen ser descubiertos:
Los mezzes
El horiatiki, más conocido como la ensalada griega
La moussaka
El kleftiko
El souvlàki
El galaktoboúreko
El vino griego
Mezze: un festival de sabores
Servido en platitos individuales o en un solo plato para compartir y acompañado de pita, el mezze es un poco el equivalente griego de las tapas españolas: pequeños y apetitosos bocados para disfrutar antes de los platos principales.
El pepino nos da tzatziki, la berenjena nos da melitzanosalata, los guisantes nos dan habas y la inesperada unión de la hoja de vid y el arroz nos da el esplendor del verano que es dolmades. Y luego es el turno de las albóndigas: de cordero, de ternera, de pollo o simplemente de garbanzos. Pero si te hiciéramos una lista de todo lo que se puede incluir en los mezzes, no sobrevivirías al primer párrafo de este artículo por el hambre que te entraría: es difícil encontrar menos de veinte opciones en la carta de un auténtico restaurante griego.
Horiatiki: una delicia del día a día
Es raro encontrar un plato del que nunca te canses. Este es el caso de la famosa ensalada griega, que querrás incluir en la mesa todos los días.
Un concentrado de frescura con tomates, pepinos, cebollas, pimientos verdes, queso feta, orégano, aceitunas y a veces alcaparras. Una llovizna de aceite de oliva vírgen extra y... ¡qué aproveche!
Moussaka: el delicioso sabor de la berenjena
¡Cuidado con las imitaciones! El plato estrella de la cocina griega se ha adaptado por todo el mundo en innumerables versiones, por lo que es imposible decir cuál es la "verdadera" moussaka. Pero seguramente sabrás lo que tienes que encontrar, en primer lugar: el sabor de la berenjena confitada con su mezcla de perejil, ajo y cebolla. Y mientras exista esto, puedes hacer la vista gorda a todas las interpretaciones.
Kleftiko:la felicidad de la cocina a fuego lento
Hablando del confit, echemos un vistazo a este delicioso plato donde el cordero se guisa lentamente con patatas, tomate, pimientos, tomillo y orégano después de pasar unas horas marinando en vino blanco y zumo de limón.
Una versión diferente de la pierna de cordero asada, que toma su nombre, se dice, de la costumbre adaptada a principios del siglo XIX por los bandidos de montaña (klephtes) de preparar sus comidas enterrando ollas de terracota bajo las cenizas para no llamar la atención de los ocupantes otomanos. Cierto o no, el resultado es el mismo: está delicioso.
Souvlàki: un rápido y sencillo acierto
Junto con los gyros, el souvlaki es el clásico para tomar cuando estás cansado de intentar descifrar el menú del restaurante y tienes mucho hambre. ¡Un pincho de cerdo (o de pollo), un pan de pita acompañado por tzatziki para mojar, y todo por menos de 5 euros!
Galaktoboureko: ¡que no falte el postre!
¿Ya no tienes hambre? La llegada repentina de esta pasta filo bañada con sirope y adornada con natillas con aroma a vainilla o limón te hará cambiar rápidamente de opinión.
Los vinos griegos: mención especial para 100 variedades de uva
Sería más fácil contar los granos de arena en el océano que enumerar todos los viñedos griegos.
En efecto, en la tierra de Dionisio, el cultivo de la vid comenzó hace más de cinco milenios y, desde Macedonia hasta el Peloponeso, pasando por Creta y las Cícladas, se conserva un patrimonio enológico único, constituido por vides con nombres exóticos, tanto de tinto (agiorgitiko, mandilaria, mavrodaphni) como de blanco (assyrtiko, athiri, malagousia, roditis). Pero sólo hace falta una palabra para unirlo todo: ¡Yamas! ("¡Salud!")