Segunda ciudad del país, Iasi se desmarca de la capital y cultiva orgullosamente su multiculturalidad y sus particularidades. Antigua capital de Moldavia, la ciudad siempre ha vivido en zonas fronterizas históricas y movedizas, lo que le confiere una personalidad particular. Ya sea en términos de arquitectura o de población, la ciudad parece una mezcla ecléctica nada corriente, con sus numerosas iglesias al lado de construcciones comunistas y sus ilustres lugares históricos que la convierten en una de las ciudades más cotizadas por los rumanos; su fuerte población estudiantil muchos de los cuales vienen vienen de todo el mundo; y sus vastos parques dan a la ciudad un agradable lado verde.
Personalmente aprecié mucho mi estancia en Iasi, incluso si parece difícil encontrar una armonía arquitectural, lo que me chocó un poco. Otra ventaja que me gustó particularmente fue la acogida por parte de la población local, lo que, en mi opinión, la convierte en una etapa, si no indispensable al menos apreciable durante un viaje a Rumanía