En el corazón de Transilvania, que conoce desde hace siglos mezclas de población, como alemanes, rumanos, húngaros y gitanos, la pequeña aldea de Saschiz es una maravilla fuera de los destinos habituales, inscrita en la lista del patrimonio mundial de la UNESCO. Como la mayor parte de las aldeas sajonas de los alrededores, me recordó la historia de la emigración de los pueblos alemanes en la Edad Media, que se instalaban en el lugar y construían magníficas iglesias fortificadas, de las cuales la de Saschiz es un ejemplo perfecto.
La aldea en sí misma es adorable con numerosas casitas de colores que rodean la iglesia en el centro del pueblo. La aldea tiene además una importante población alemana (casi el 10%), lo que es bastante raro, ya que la gran mayoría emigró después de la segunda guerra mundial o después de la caída del comunismo. En resumen, una magnífica etapa fuera de los destinos habituales durante un viaje por Rumanía.