En el cruce de las redes viarias y ferroviarias, la ciudad de Buzau marca una primera parada entre la capital, Bucarest, y la región de Moldavia. En el corazón de una región muy pobre y subdesarrollada, Buzau y sus 120.000 habitantes parecen apañarse sorprendentemente bien con un pequeño centro histórico nada desagradable, que ofrece algunas construcciones sorprendentes y algo megalómanas, como el de la alcaldía de la ciudad...
Sería exagerado decir que me agradó esta ciudad, aunque tampoco puedo decir que fue desagradable la experiencia. Como muchas de sus homólogas en Rumanía, Buzau está muy marcada por la arquitectura comunista; además, a diferencia del resto, la ciudad no necesariamente dispone de una extraordinaria naturaleza para compensarlo. Es pues, por estos motivos, que durante un viaje a Rumanía tampoco recomendaría necesariamente que paséis por Buzau.
Sólo permanecí algunas horas en Buzău, poco convencida de su interés turístico. Tiene la ventaja de ser una ciudad "etapa", me paré en Buzău cuando me dirigía a Tulcea desde Brașov.
El Palacio Comunal merece una fotografía y el parque Crang (y su obelisco) está bien mantenido pero la ciudad ofrece muy pocos puntos de vista dignos de interés: la mayoría de los barrios antiguos fueron destruidos a finales del siglo pasado y hoy en día todas sus viviendas se parecen.
Sólo encontré un museo (folclórico), también debo decir que es muy pequeño.
Me gustaron sobre todo los alrededores de Buzău y, especialmente, Berca y su reserva natural. Te recomiendo enormemente que vayas allí y que admires los volcanes de barro, antes que pasar demasiado tiempo en Buzău.