Me alojé en la ciudad de Kairouan, que tiene un encanto especial. Considerada la cuarta ciudad sagrada del Islam, su mezquita es impresionante. El patio interior de la misma es inmenso. También hay un colector de lluvia con múltiples agujeritos en el patio, para las abluciones de los fieles. La sala de oración es impresionante. En ella está la tumba del barbero de Mahoma.
El laberinto de callejuelas azules y blancas de la Medina es espectacular. Uno puede perderse tranquilamente entre las 300 mezquitas. Me gustó descubrir las alfombras con motivos de diamante en las tiendas de la ciudad. Los vendedores son muy amables y casi siempre uno acaba cayendo y comprando algo. Por desgracia, las restricciones del transporte aéreo ponen límites a nuestros deseos... Es una maravilla descubrir la artesanía de calidad que hay en un país tan bonito como Túnez.