Para ser sinceros, me decepcionó bastante mi primera visita a Kazanlak. La publicidad que se ofrece en torno a las rosas hace pensar que Kazanlak es un lugar colorido y fuera de lo común (lo cual no es verdad). Fui en octubre y las rosas no estaban en flor. La ciudad, que tiene una apariencia moderna, se encuentra en un valle alargado (el valle de las rosas) y sin características excepcionales, salvo los inmensos campos de flores. Fuera de temporada, tiene un interés limitado.
Pero no quería quedarme con ese recuerdo, así que volví en mayo y ¿qué me encontré? ¡Un valle alucinante cubierto de rojo, blanco, rosa y colores hasta donde alcanzaba la vista! Cuando los rosales están en flor, el valle de las rosas ofrece un espectáculo extraordinario. En mayo, Kazanlak prepara su mítica fiesta de la rosa y por eso cuando fui la ciudad estaba decorada con miles de colores, que anunciaban una inmensa fiesta. En el museo de la rosa descubrí mucha información sobre este monocultivo famoso en el mundo entero...
Kazanlak tiene algunas calles muy bonitas en las que hay casas que reflejan el estilo del renacimiento nacional y que se extienden a lo largo de la colina de Koulata. No obstante, lo que más me marcó de Kazanlak fue el espléndidosepulcro tracio del siglo III a.C., declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, (y su copia vecina, cuya entrada es menos cara si no te puedes permitir la original), con su magnífica cúpula delicadamente pintada.