Pasé un día en Sliven y me gustó bastante por la tranquilidad del lugar, en especial porque no me lo esperaba. Es cierto que al llegar allí, lo que más me llamó la atención fueron los suburbios de la ciudad, bosques de construcciones soviéticas de hormigón que no presagiaban nada bueno con respecto al potencial interés turístico de la ciudad.
Sin embargo, si bien Silven es bastante convencional, su centro es muy agradable y animado, y tiene una energía poco común para una ciudad de ese tamaño: numerosos cafés, restaurantes, bares y discotecas, que parecían estar siempre a tope.
En resumen, no recomendaría quedarse mucho tiempo en Silven, ya que carece de lugares de interés, sin embargo, la ciiudad puede ser una parada agradable durante un recorrido por Bulgaria, sobre todo si tienes ganas de explorar el cercano Parque Natural de Sinite Kamani.