Ubicado en los últimos montes de la cordillera de los Balcanes, Medovo es un pequeñito pueblo de unas 400 personas situado en el corazón de los campos de trigo que decoran los alrededores con un color dorado al fin del verano. El pueblo no tiene ningún interés turístico, aunque para los más hambrientos puede valer para hacer una pausa y tomar un tentempié en esta región silvestre.
Medovo cuenta con unas cuantas casas viejas y varias aguas termales, pero nada que pueda llamarte demasiado la atención. Crucé Medovo en coche y es lo que recomendaría hacer a los que pasen por allí, la ciudad no vale mucho la pena. Es mejor seguir hacia la costa del Mar Negro, ya que durante el calor estival, te sentará de maravilla. Sin duda no es un lugar imprescindible en un viaje por Bulgaria.