Me sorprendió la altura de los picos de Sindou, que se elevan como si fuesen largas agujas. Están algo deformados porque se trata en realidad de estructuras naturales talladas por la erosión. En su origen fueron rocas sedimentarias que fueron tomando esta forma al secarse el mar. Se trata de un precioso sitio natural que no te puedes perder en medio de un viaje por Burkina Faso. El tamaño de este lugar es enorme, extendiéndose hasta Mali. Algunos pudieron trepar y ver el territorio de Mali. ¡Yo no me arriesgué!
Este lugar tiene un ambiente un poco particular, ya que es sagrado para los senufos. Protegió a sus habitantes durante las guerras. Resulta interesante indagar en las tradiciones de este pueblo de Burkina Faso. El actual pueblo de Sindou ha crecido en las proximidades de este lugar; ya no se encuentra incrustado en medio de los picos. Estas rocas de arenisca atraen a muchos turistas.
Compuesto por una meseta rodeada de chimeneas rocosas, los Picos de Sindou son respetados por la gente local, a quienes les gusta encontrar rostros de ancestros y representaciones de animales entre las cavidades erosionadas por el tiempo.
Te aconsejo ir acompañado por un guía local para disfrutar también de las historias fantásticas que cuentan sobre la región y las cumbres, construcciones magníficas de la naturaleza, utilizadas en otro tiempo para esconderse de los enemigos o para realizar rituales de iniciación. Mi guía también me mostró las zonas sagradas sobre las que no se puede caminar y así evitar el error cultural.
Tuve la suerte de visitar los Picos de Sindou justo antes de la puesta de sol si bien cualquier otra hora del día también tiene su encanto. Si tu guía es amable, te ayudará a buscar los animales esculpidos en las rocas, mucho más difíciles de divisar que los rostros de los guerreros.