Marsa Alam me parece una pequeña localidad sin mucho garbo, aunque cuenta con un par de atractivos: su cercanía con el desierto oriental (el desierto arábico), perfecto para las rutas a camello, y su litoral. Me gustó mi paseo en camello por el desierto al encuentro de los nómadas de la región, los Abadba. Tal vez puedas ver tras una duna, sus cabañas tradicionales, ambientadas con el sonido de los tambores de sus canciones ancestrales.
Los aficionados a los viajes deportivos disfrutarán de las salidas al mar para explorar el litoral todavía salvaje de esta parte del Mar Rojo y de los sitios de buceo de Marsa Alam: algunos de los mejores lugares para practicar submarinismo de Egipto según los expertos.
El sitio de Marsa Alam todavía está preservado de la urbanización descontrolada, y pretende buscar un turismo responsable con los "ecolodges": casitas ecológicas respetuosas con el medio ambiente. Y es que Marsa Alam cuenta con establecimientos pioneros en la materia.