El oasis de Farafra es un lugar que los amantes de los viajes poco convencionales deben descubrir durante un recorrido por Egipto. El oasis está salpicado de grandes palmerales dedicados al cultivo de aceitunas, dátiles, albaricoques, higos y otras frutas cítricas.
El ritmo de vida es realmente apacible en el oasis, cuya localidad principal Al Farafrah merece dedicarle mayor atención para descubrir su artesanía (textiles de lana: suéteres, mantas, calcetines y otras telas) y para probar los platos tradicionales de la región: te recomiendo tomar un almuerzo completo con arroz, ensalada, judías y pan de tahina (masa hecha con granos de sésamo).
Alrededor del oasis de Farafra se extienden las fuentes de Bir Sitta, Ain Bishay y el pequeño lago de Abou Nuss. Bir Sitta es muy popular en la región con sus cuencas de aguas termales ideales para bañarse. En cuanto a Ain Bishay, es una fuente de agua famosa desde la época romana y que continúa activa: tiene un papel esencial en la irrigación de los cultivos del oasis y las plantaciones de algarrobos. El lago de Abou Nuss te permitirá observar las aves del desierto.