No me parece que el pueblo de N'Dinde tenga un interés particular, a decir verdad, si no es por el hecho de que me permitió visitar su región, en especial varios lagos y cursos de agua así como la reserva natural contigua. Disfruté descubriendo el valle de Ferlo que, a falta de desnivel, se hace más ancho al pasar por N'Dinde antes de pasar a alimentar el lago de Guiers. Las aguas languidecientes del Ferlo, cuando el cauce no se encuentra totalmente seco, parecen recorrer apaciblemente un árido paisaje.
En el bosque de Mpal Mérinaguène, entre la dispersa vegetación, me di cuenta de que la observación de la fauna apasionaba a los aficionados, a los que encantaba distinguir un buitre, un águila pescadora, corderos, ardillas de Senegal... Por mi parte, preferí observar los paisajes, arbustos y árboles, poco numerosos ¡pero que me ofrecieron una nada despreciable sombra!