El valle de Ferlo es un mundo aparte que debes descubrir durante tu viaje por Senegal. La región, perdida en el lejano nordeste del país y atravesada por el río Ferlo, es una de las menos pobladas de Senegal. Allí cruzamos por una zona de estepa y dunas donde viven algunos pueblos fulani nómadas con sus rebaños y donde podemos ver pueblos de cabañas que se desmontan en la temporada seca.
Considero que los fulani son muy acogedores y amables con los extranjeros, por lo que no ha sido difícil que me dieran alojamiento durante una noche en la cabaña de una de las familias.
Ten cuidado y no visites esta zona en plena temporada seca (enero, febrero...), porque es cuando sopla el viento Harmattan y puede llegar a ser insoportable.
Siempre me han fascinado los paisajes áridos y los entornos poco acogedores a primera vista. Por este motivo me gustaron mucho las incursiones que realicé por el valle de Ferlo. Primero fui hasta el lago de Guiers, localizado al sur del río Senegal y a unos cincuenta kilómetros de Saint-Louis. Este lago, el más grande de Senegal, está alimentado por las aguas del Ferlo, que no desembocan en el océano. Así se comprende por qué las aguas dulces del lago alimentan la ciudad de Dakar.
También he bordeado el curso del Ferlo, que tiene la tendencia de desaparecer durante la estación seca a la altura de Linguère. Esta ciudad, que cuenta con aproximadamente 15 000 habitantes, es la más grande de esta región casi desértica. Más tarde continué mi viaje hacia Matam, bordeando durante un tiempo el valle seco del Ferlo. Un viaje agotador...