Lo hice todo mal cuando fui a visitar la Reserva de Bandia: fui un sábado (atasco de familias en coche), a mediodía (se ven mejor los animales a primera hora de la mañana), en temporada de lluvias (caminos inundados) y en taxi (que no dudó ni un instante en cobrarme un dineral).
Por tanto, recomiendo a todos aquellos que quieran poner a la suerte de su parte, que vayan a primera hora de la mañana, que eviten los fines de semana, las vacaciones escolares y la temporada de lluvias y que vayan en un coche propio, de alquiler o que acuerden previamente un precio con el taxista antes de iniciar la visita.
Además, no sé si fue mala suerte o no: ¡no vi ni un solo animal! No obstante, algunos amigos me han asegurado que ellos sí vieron un rinoceronte detrás de un matorral y una jirafa detrás de un baobab. Estamos muy lejos de los fantasmas de la sabana y de los leones de las reservas de África Central o de África Oriental.
Sin embargo, hay aspectos positivos: hay muy pocos baobabs gigantes, la reserva está situada a tan solo una hora de viaje de la capital, es el lugar perfecto para acabar un viaje por Senegal y, si tienes suerte, podrás ver muchos animales (antílopes, gacelas, cocodrilos, búfalos...) que harán las delicias de los más pequeños.