El Kungsleden o Camino del Rey se divide en varias partes. Existen numerosos puntos de acceso a la zona: Abisko, Nikkaluokta, Saltoluokta, Kvikjokk, Ammarnäs o Hemavan. Los itinerarios se adaptan a las capacidades de cada uno y la parte norte del Kungsleden es la más concurrida.
El Camino del Rey ofrece a los senderistas paisajes espléndidos y únicos en Europa. En la zona este, los senderistas más valientes podrán descubrir lugares salvajes a los que apenas va nadie. Si vas a esa zona, puedes encontrarte animales salvajes, como renos zorros polares e incluso osos.
Cuando pienso en Kungsleden me acuerdo de los caminos elevados de madera, de los refugios rústicos y de los encantadores puentecitos que te ayudan a cruzar los ríos. Es un lugar absolutamente encantador, pero para el que se necesita cierta preparación previa.
Aunque la ruta en total tiene 425 kilómetros, pocos senderistas la hacen entera. Lo normal es que los turistas sigan la parte más popular, entre Abisko y Nikkaluokta, que dura 5 días. A eso hay que añadirle uno o dos días más si quieres escalar el Kebnekaise. Bueno, ¿te llama la atención este viaje 100% trekking?
A mí, que estoy acostumbrado al senderismo, esta ruta no me costó. Hay enrejados regularmente para evitar los humedales y las indicaciones son lo bastante claras como para no perderse. Al igual que otras rutas (como la Padjelantaleden), el entorno es magnífico: tundra, bosques boreales, montañas salvajes y renos.
Sin embargo, pude comprobar que la Kungsleden ha sido víctima de su propio éxito (en invierno, no tanto, claro). Los refugios están a rebosar y eso estropea un poco el ideal de wilderness y naturaleza salvaje. Por suerte, se podía hacer acampada libre a más de 150 metros de los refugios.