Con más de 1000 km de costa con el mar Báltico, a Suecia no le faltan precisamente accesos al mar. Muy accidentada, la costa en muchos aspectos se parece a la de su vecina noruega, con cavidades, fiordos, golfos, lagos y archipiélagos que se formaron como consecuencia del periodo glaciar de esta región.
Aunque el clima, que suele ser frío, hace que el turismo balneario no sea uno de los puntos fuertes de Suecia, te recomendaría sin dudarlo que visites algunos de los archipiélagos de la costa este del mar Báltico, ya sea el de Estocolmo o el de Gotemburgo, con miles de islas salvajes desperdigadas por el mar hasta donde alcanza la vista. Para mí es el plato fuerte de la costa sueca, y deberás incluirlo urgentemente en tu itinerario durante tu viaje a Suecia.
De sur a norte, la costa báltica de Suecia está llena de tesoros, algunos de ellos Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Al sur, te aconsejo que no te pierdas la ciudad de Kalmar y la isla de Öland, llena de encanto. En esta última, que para mí es imprescindible, me impresionaron los paisaje agrícolas y sus numerosos molinos. Más al norte, me encantó visitar la isla de Gotland y la ciudad de Visby.
En los alrededores de Estocolmo, creo que los distintos archipiélagos son de visita obligada para los amantes del mar, y, aún más al norte, la Costa Alta y las regiones de Umeå y Luleå me parecieron las más interesantes. Por último, si tienes tiempo, tampoco dudes en visitar Gammelstad, una aldea-iglesia del norte de Suecia.