Para mí, Laponia es uno de los pocos lugares de Europa que siguen siendo puramente salvajes. Casi como si el tiempo se detuviera, allí te encontrarás con un paisaje fascinante de espacios naturales infinitos formado por bosques, lagos, ríos salvajes, verdes llanuras y montañas inexploradas.
Durante mi viaje por Suecia, allí me sentí un poco al margen de todo, lejos del frenesí de la vida moderna y de las nuevas tecnologías, en un lugar donde la proximidad con la naturaleza sigue siendo esencial. Ya sea observando las auroras boreales, cruzándote con renos o recorriendo cientos de kilómetros de rutas de senderismo perfectamente señalizadas, este lugar es de obligada visita si eres amante de la naturaleza y quieres desconectar.
Región común a tres países escandinavos (Suecia, Noruega y Finlandia) Laponia tiene, además, unos habitantes autóctonos, los sami, que hablan su propia lengua.
Caí bajo el embrujo de esta fascinante región tras haber hecho varias escapadas por Laponia. ¡Hasta tal punto que he escrito una guía sobre la zona!
Disfruté de la noche polar, del sol de medianoche y de las numerosas auroras boreales. Jamás olvidaré ese espectáculo maravilloso, aunque haya que soportar temperaturas polares para poder ser testigo de ello. He descubierto la historia autóctona y he dedicado tiempo a comprender lo que ocurre en la actualidad: el equilibrio entre la tradición y la modernidad.
He conocido a ganaderos de renos y me quedé fascinado con su modo de vida. Además, he tenido la suerte de observar grandiosos paisajes entre taiga y tundra y de viajar por un universo que sigue estando muy influenciado por la naturaleza.
Por último, he de decir que me ha impresionado Laponia porque sabe mostrar su lado genuino insólito y sorprendente. Sin duda, Laponia es un destino que no se parece en nada al resto.