Se nota que Kara es la región natal del Presidente. Después de las carreteras en mal estado saliendo de Atakpamé, agradecemos la vuelta a un buen asfalto al acercarnos a Kara. Una vez en la ciudad, la cantidad de bancos y hoteles es claramente superior a la normal, y eso nos hace pensar que, efectivamente, Kara cuenta con un régimen favorecedor e intenta atraer tanto a turistas como a hombres de negocios al norte del país.
¿Qué hacer? Tras echar un vistazo al palacio del congreso, concéntrate más en las Evalas. Es una especie de rito iniciático en el que los hombres jóvenes combaten en equipos, el objetivo es derribar al adversario (¿predecesor del judo?). Es la oportunidad de conocer a todos los estratos de la sociedad Kabiyé, etnia mayoritaria del norte de Togo.
De lo contrario, algunos turistas con los que me crucé se dirigían hacia el país Tamberma. No fui allí por falta de tiempo, pero al parecer es muy bonito.
A mi parecer, Kara merece una estancia de varios días. Me gusta el calor, por ello el clima del Shael no me ha desagradado nada. Por la mañana recorrí las calles, largas, con sombras y en ocasiones con bastante arena. Me encantó la animación de las mezquitas, los mercados y los salones de belleza. Incluso pude asistir a la salida de jóvenes recién casados y sus familias vestidos con sus mejores galas. Por la noche, disfruté de la animada vida nocturna (en especial en el bar Le Château, muy recomendable).
Y me levanté temprano cada vez que había programado alguna excursión (en moto, aunque puedes elegir un 4x4), y que no quiero olvidar, en especial las takientas, unas casas-fortaleza de tierra, los Batammaribas de Koutammakou. No te lo pierdas en un viaje por Togo: eso es lo que llamamos salirse de las rutas convencionales...