Ubicada en la frontera de un promontorio rocoso unido al continente por un frágil pedazo de tierra, Nessebar está repleta de ruinas medievales, con iglesias y otros edificios históricos, mientras que su localización frente al mar la convierte en un destino muy popular entre los turistas. En ocasiones denominada la Dubrovnik del Mar Negro, tengo que admitir que ese nombre me parece un tanto osado. Ciertamente, la ciudad tiene su encanto, y las viejas callejuelas que dan al mar le brindan una belleza singular a este rincón del país. Sin embargo, los grupos de turistas, las innumerables tiendas de recuerdos demasiado kitsch y los nuevos complejos hoteleros le han quitado un poco la esencia del lugar.
En resumen, te recomiendo que no te acerques en los meses estivales, ya que la aglomeración de personas puede llegar a ser insoportable. Escoge mejor en temporada baja para disfrutar más de las hermosas playas del Mar Negro en tu viaje.
Entre Burgas y Varna, Nessebar es una ciudad turística que está vacía en invierno. La ciudad moderna da un poco de lástima, pues ha perdido su encanto. Hay que avanzar por el mar para encontrar las numerosas maravillas de la península . Las antiguas piedras que conforman los restos de las torres y muros de la ciudad medieval desprenden leyendas e historia.
Caminé a lo largo del Mar Negro un día de invierno refrescado por el viento del cáucaso que azotaba el litoral. No había nadie por la playa, ni siquiera barcos de pescadores, pero no tenía dudas de que el paseo marítimo se llenaría de gente al subir la temperatura. Las ruinas de la fortaleza de la Edad Media son contempladas a diario por cientos de miradas, pero en ese mes de noviembre, tan sólo quedaban un puñado de viajeros en la zona. En un viaje por Bulgaria,tienes que conocer las iglesias de Nessebar que han sobrevivido victoriosamente al paso del tiempo sufriendo tan sólo unas grietas.