Ir a Kibich, es ir al fin del mundo. Se puede acceder desde Dima por una carretera infernal que es totalmente impracticable durante la temporada lluviosa. Al llegar hay que pagar la entrada para visitar las tribus de la región, el turismo está bastante bien organizado por aquí. Se puede visitar también el vecino Parque Nacional de Omo, aunque siempre por razones de seguridad, recomiendo que los turistas vayan a Jinka y visiten el Parque Nacional de Mago. El parque de Omo abarca más de 4.000 km2 y es realmente salvaje. Lo habitan búfalos, girafas e incluso elefantes, aunque son muy difíciles de ver.
Por último, pocos turistas se acercan a Kibch, lo que convierte un poco al visitante en explorador, pero a la vez las condiciones son más duras. La situación es complicada, los conflictos entre tribus son imprevisibles, y a esta inestabilidad se junta la de la frontera con Sudán del Sur. Así que hay que planear bien la expedición. Una visita a las tribus Suri, Mursi, Becheta, Dizis y Koromu es algo excepcional, ya que casi nunca ven turistas. Un auténtico privilegio.