Me encantó Chencha. Fui un día de excursión con un joven de la zona que me acompañaba a visitar la comunidad de tejedores en Dorzé (8 km antes de Chencha). Todos lo conocen, e incluso siendo turista, no tuve la impresión de perturbar la vida local. Nadie se me acercó pidiendo dinero, algo extraño en Etiopía. En su lugar, me invitaron a fumar tabaco tradicional en grandes pipas con los ancianos del pueblo, así como a probar las especias.
A continuación terminamos en la High School Ted Betou, que en realidad es un bar en el que, los días de mercado, todo el mundo viene a beber un tedj entre amigos, una bebida de hidromiel que se sirve en globos especiales. Como casualmente era mi cumpleaños, todos los habitantes lo festejaron con cantos tradicionales de bienvenida, dando golpes a ritmo para acompañar a los improvisados cantantes, cada uno en su turno. Esos momentos fueron de lo mejor durante mi recorrido por Etiopía.
Con un poco de alcohol encima, a continuación nos dirigimos a las cascadas de Toro, en el camino de vuelta a Dorzé. Me esperaba una pequeña cascada, pero en realidad se tratan de auténticas caídas con gran fuerza de 30 metros de altura, a las que se accede cruzando campos, bosques de pinos y arrollos. El trayecto es realmente bonito.