Si quieres hacerte una idea precisa de la americanización de la sociedad israelí, ve a Eilat. Con sus centros comerciales, hoteles gigantes, parque acuático y sus cadenas de restaurantes, Eilat es una especie de Las Vegas a orillas del Mar Rojo. Aquí no verás piedras viejas. Después de esta primera impresión, sin embargo, te puedo decir que puede ser divertido sumergirse en este mundo irreal un día o dos.
Si yo voy a Eilat no es por el encanto de la ciudad, sino por la particularidad del sitio: en el extremo norte del Mar Rojo, entre Egipto, Jordania y Arabia Saudí, y rodeada de montañas que se vuelven rojas con la puesta de sol, dando reflejos de color al mar. Como me apasionan los fondos marinos, suelo coger una máscara y un tubo para ver los peces de colores a pocos metros de la orilla, a lo largo del arrecife de coral. Así que a pesar de su urbanismo un tanto caótico, Eilat merece una visita durante un viaje a Israel.