Rosh Hanikra (Israel)

Las costas de Rosh Hanikra contrastan con el resto del país. La zona, carente de inmensas playas, recuerda un poco a la costa del Languedoc. El escarpado relieve reclama su terreno, por lo que es imposible bañarse. Si se visita Rosh Hanikra es más para admirar el paisaje que para disfrutar del baño.

El lugar sorprende por sus formaciones rocosas que no pueden observarse en ninguna otra región de Israel. Aprecié especialmente que todavía pueda verse la línea de ferrocarril que conectaba El Cairo con Estambul, lo cual nos permite imaginar qué aspecto tenía un Oriente Próximo en paz.

Sin embargo, a pesar de sus agradables costas, no creo que merezca la pena ir expresamente a conocer Rosh Hanikra. Sí lo recomendaría en caso de que ya nos encontrásemos en el norte del país durante un viaje a Israel.