Seguro que no te sorprende nada que te diga que la Basílica de la Natividad es el monumento más importante de la ciudad. En la parte anterior del edificio, se halla una pequeña cueva. Ese sería supuestamente el lugar de nacimiento de Jesús, cuyo suelo está marcado por una estrella de plata de catorce puntas. Para evitar las masas de turistas, te aconsejo encarecidamente que vayas de madrugada...
Pero Belén está lejos de ser una ciudad-museo. Esta es, al igual que muchas otras ciudades de Oriente Próximo, popular y populosa, siempre animada gracias a los vendedores del lugar. Yo recorrí la zona en círculos a partir de Star Street, que sale de la plaza del Pesebre, justo antes de girar hacia la Pope Paul VI Street y de terminar en el zoco, atraído por el clamor y por los vaqueros baratos. Se trata de una zona de paseo muy agradable que apreciarás todavía más si no te da miedo recorrer las calles al azar y perderte por el entramado de callejuelas del casco viejo.
Yo llegué hacia las 12 del mediodía y cometí el error de empezar, acto seguido, a visitar los lugares más turísticos. En numerosas ocasiones tuve que esquivar a los guías y a los taxis que no paraban de proponerme sus servicios para llevarme a ver el grafiti de Bansky, uno de los mayores cebos para turistas, o para ir a visitar otras ciudades de Palestina.
La emoción que sienten los peregrinos puede palparse en el ambiente de la Basílica de la Natividad, aunque a mí me decepcionó bastante. Si quieres visitar la basílica, te recomiendo que lo hagas temprano por la mañana o a última hora de la tarde para evitar a las masas.
Después visité la Gruta de la Leche, un lugar mucho más tranquilo y bonito. Y por fin pude apreciar Belén por la noche: me paseé largo y tendido por las calles, lejos de los lugares más turísticos, y fui al mercado local. Para cenar, fui a un pequeño restaurante, bastante modesto, en el que servían falafel y pude hablar con el dueño sobre las condiciones de vida en Cisjordania. Para mí, la mayor riqueza de esta ciudad reside en sus habitantes, que son muy accesibles y generosos.
Belén es una ciudad que no te dejará indiferente, Si hemos pasado la mayor parte de nuestro viaje en el lado israelí, cuando pasamos por el "muro de separación" para ir a territorio palestino, nos topamos bruscamente con la realidad de la región... Para ir al centro de la ciudad hay que seguir el camino que bordea el famoso muro. Así que es difícil abstraerse del difícil contexto político.
Pero es necesario ir a Belén: es uno de los sitios más importantes del mundo cristiano. Seamos o no creyentes, presenciar el fervor religioso y descubrir un lugar de importancia histórica y espiritual tan grande es una experiencia única. Esta visita es necesaria para cualquier estancia en los territorios palestinos.
Hay que destacar que, a pesar de la historia y de los acontecimientos actuales, Belén también es una ciudad animada, con un zoco lleno de productos frescos de la zona (aceitunas, pan de pita, zaatar, cítricos, baklawas...).